La empresa Lácteos Verónica logró normalizar la actividad en sus tres plantas industriales, luego de concretar nuevos pagos salariales que destrabaron el conflicto laboral que había derivado, días atrás, en una nueva paralización de la producción. De todos modos, la situación de fondo de la firma continúa siendo crítica, con un elevado nivel de endeudamiento y un escenario de alta incertidumbre.
Tal como se había informado, la compañía había vuelto a detener completamente sus plantas por incumplimientos salariales y por la falta de materia prima para sostener el proceso productivo. En ese contexto, el secretario general de ATILRA Seccional Rafaela, Domingo Possetto, había señalado que la empresa se comprometió a abonar a cada trabajador un millón de pesos por semana, todos los lunes, hasta el próximo 8 de enero, como forma de ir regularizando la deuda salarial.
Sin embargo, la semana pasada la firma no logró cumplir en tiempo y forma con la cuota acordada, lo que derivó en una medida de fuerza que incluyó un paro total durante la jornada del jueves. La protesta se levantó parcialmente tras nuevas gestiones, a la espera de que la empresa avanzara con los pagos comprometidos.
Según precisó Possetto, el último lunes Lácteos Verónica abonó una suma de 520.000 pesos por trabajador, mientras que este martes completó el monto previsto, por lo que esta semana la producción se desarrolla sin contratiempos.
Desde el sindicato aclararon que, si bien el conflicto inmediato quedó momentáneamente desactivado, el acuerdo sigue siendo frágil y está supeditado a que la empresa cumpla estrictamente con el cronograma de pagos semanales comprometido. “Cada lunes es clave para garantizar la continuidad de la actividad”, remarcaron desde la conducción gremial.
Más allá de la reanudación de la producción, Lácteos Verónica continúa atravesando una profunda crisis económica y financiera. De acuerdo a la información que manejan desde el sector sindical, la empresa mantiene una deuda millonaria con la AFIP, estimada en unos 39 millones de dólares, además de un pasivo con el sindicato lechero que rondaría los 2.000 millones de pesos, correspondiente a aportes y obligaciones incumplidas.
Este complejo escenario mantiene en vilo a los trabajadores y a las comunidades donde la firma tiene sus plantas, entre ellas Lehmann, ya que cualquier nuevo incumplimiento podría reactivar medidas de fuerza. Mientras tanto, la expectativa está puesta en que la empresa pueda sostener los pagos comprometidos en el corto plazo y avanzar en una solución de fondo que permita preservar las fuentes laborales y garantizar la continuidad de la actividad.