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Locales Lunes 15 de Diciembre de 2025

Las ventas en supermercados de Santa Fe tocan uno de sus pisos históricos y confirman un cambio en los hábitos de consumo

El monto de las ventas en supermercados de la provincia de Santa Fe presenta una tendencia negativa en la última década. Si bien en 2025 se observa una tenue suba interanual, apenas representa el segundo valor más bajo del periodo 2015-2025

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Crédito: CES BCSF

Las ventas en supermercados de la provincia de Santa Fe atraviesan uno de los momentos más débiles de la última década. Así lo revela un informe elaborado por el Centro de Estudios y Servicios (CES) de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, que analiza la evolución del consumo en este canal comercial entre 2015 y 2025, a partir de datos oficiales del INDEC.

El estudio confirma una tendencia negativa sostenida en el largo plazo, con ciclos de expansión y contracción estrechamente ligados al desempeño de la economía provincial. Sin embargo, a diferencia de otros períodos, en los últimos años las ventas de supermercados mostraron una reacción tardía frente a las fases recesivas. El gráfico que ilustra la evolución mensual de las ventas reales —ajustadas por estacionalidad— permite observar cómo, durante la recesión 2022-2024, el consumo continuó creciendo por varios meses antes de iniciar su deterioro hacia fines de 2023.

Los datos más recientes son particularmente elocuentes. A partir de abril de 2025, las ventas comenzaron a caer con fuerza y en septiembre —último dato disponible— se ubicaron en los niveles más bajos de todo el período analizado. Esta dinámica coincide con una desaceleración general de la actividad económica provincial, reflejada también en el Índice Compuesto Coincidente de Actividad de Santa Fe (ICA-SFE).

 

Cuando se amplía la mirada al acumulado anual, el panorama no mejora. El gráfico que compara las ventas totales anuales y el acumulado entre enero y septiembre de cada año muestra que el consumo en supermercados durante los primeros nueve meses de 2025 fue un 19% inferior al registrado en igual período de 2015. De hecho, el nivel actual constituye el segundo más bajo de los últimos diez años para períodos comparables, a pesar de una leve recuperación interanual del 1,1% respecto de 2024.

En este contexto, el informe destaca el año 2023 como una excepción relativa. Ese período exhibe el mayor nivel de ventas de los últimos siete años, fenómeno que los autores asocian al avance de la inflación mensual y a políticas orientadas a sostener el consumo, factores que habrían impulsado las compras en supermercados frente a otros canales.

 

Alimentos, cada vez más protagonistas

Uno de los ejes centrales del trabajo es la desagregación de las ventas por rubros. Allí se observa con claridad un cambio en la estructura del consumo. El conjunto de “Alimentos y bebidas” concentra en 2025 casi el 74% de las ventas totales, cuando el promedio de la última década rondaba el 69%. El gráfico específico del informe muestra esta paradoja: aunque el gasto real en alimentos se contrajo levemente frente al promedio 2015-2024, su participación relativa creció de manera sostenida.

Al analizar los subrubros, las diferencias son marcadas. “Carnes” aparece como el gran ganador del año, con un incremento del 15,3% en el monto de ventas y una suba de alrededor de tres puntos porcentuales en su peso dentro del total. También registraron mejoras “Panadería” y “Verdulería y frutería”, con aumentos del 6,7% y 3,9%, respectivamente.

 

En contraposición, categorías históricamente relevantes como “Almacén”, “Bebidas” y “Lácteos” mostraron caídas en términos reales, mientras que “Alimentos preparados y rotisería” se ubicó entre los subrubros con peor desempeño dentro del segmento alimentario.

Fuera de los alimentos, el impacto de la contracción del consumo es aún más profundo. Rubros vinculados a bienes semidurables y durables —como indumentaria, calzado, electrónicos y artículos para el hogar— registraron desplomes de hasta el 44% respecto del promedio de la década, tanto en ventas como en participación dentro del total.

 

El informe concluye que, en un contexto de menor poder adquisitivo, los hogares priorizan gastos esenciales, relegando compras no básicas. No obstante, aclara que estos resultados se limitan al canal supermercados y no necesariamente reflejan el comportamiento del conjunto de la economía, especialmente en un escenario donde el comercio electrónico gana cada vez más terreno.

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