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Notas de Opinión Viernes 19 de Diciembre de 2025

Cuando una empresa se va, Rafaela pierde

El reciente anuncio de Mercado Libre reaviva el debate. Rafaela no puede resignarse a pasar de ser una ciudad que atraía inversiones a una ciudad de la que las empresas se van. Eso no es inevitable: es una decisión política.

Agrandar imagen Marcos Corach, diputado de la Provincia de Santa Fe.
Marcos Corach, diputado de la Provincia de Santa Fe. Crédito: ARCHIVO

Por Marcos Corach *

La reciente decisión de Mercado Libre de cerrar su oficina física en Rafaela y pasar a un esquema de trabajo 100 % remoto no puede minimizarse ni relativizarse. Más allá de que no haya despidos ni interrupción de servicios, por ahora, la salida física de una empresa de esta magnitud constituye una pérdida concreta para la ciudad y debe ser leída como una señal de alerta para nuestra comunidad política y productiva.

No se trata de un simple cambio administrativo. Mercado Libre eligió Rafaela hace años como un polo tecnológico y de innovación, invirtió en talento local, generó movimiento económico y se integró al entramado productivo de la ciudad. Que hoy esa presencia se diluya expresa un problema más profundo: una ciudad que deja de ser elegida.

Durante mucho tiempo, Rafaela fue reconocida como un modelo de desarrollo productivo, industrial y de servicios. Una ciudad capaz de atraer inversiones, generar empleo de calidad y articular de manera inteligente al Estado con el sector privado. Las empresas llegaban, crecían y se quedaban. Hoy, lamentablemente, empresas que estaban radicadas deciden irse. Y esa diferencia no es casual: responde a decisiones políticas concretas.

Más allá de la discusión fiscal, que siempre debe ser transparente y honesta, lo que quedó en evidencia es la falta de acuerdos efectivos y oportunos entre el municipio y el sector privado. Fueron meses de reuniones sin resultados, sin capacidad de anticipación ni soluciones concretas.

Un gobierno local serio no puede limitarse a administrar conflictos cuando ya estallaron. Debe anticiparse, negociar, construir acuerdos y posicionar a la ciudad como un destino competitivo para la economía del conocimiento. Porque cuando una empresa se va, aunque no haya despidos inmediatos, el impacto existe y es real: menos movimiento en el comercio local, menos consumo, menos actividad para proveedores y servicios profesionales, y un golpe simbólico fuerte al perfil productivo de la ciudad.

La diferencia con gestiones anteriores es clara. Antes había una estrategia activa de desarrollo económico, diálogo permanente con el sector privado y una mirada de largo plazo. El municipio entendía que atraer y sostener inversiones no era un favor a las empresas, sino una política pública en beneficio de la ciudad, de sus trabajadores y de su entramado productivo. Hoy vemos una mirada recaudatoria de corto plazo, rígida, que termina siendo contraproducente. Durante muchos años en Rafaela tuvimos la firme decisión de que nadie se levantaba de una mesa sin encontrar una salida. Una salida conjunta entre el Estado y el sector privado.

Este proceso, además, se da en un contexto nacional complejo, donde cada puesto de trabajo y cada inversión cuentan el doble. Las ciudades que logran sostener empleo y actividad son aquellas que ofrecen previsibilidad, reglas claras y gobiernos locales capaces de sentarse a negociar sin prejuicios ni dogmatismos.

Rafaela no puede resignarse a pasar de ser una ciudad que atraía inversiones a una ciudad de la que las empresas se van. Eso no es inevitable: es una decisión política. Y como toda decisión política, puede y debe revisarse.

Es imprescindible que el Estado municipal repiense su estrategia y avance hacia políticas que promuevan la retención de inversiones, generen empleo de calidad y fortalezcan la actividad económica local. No se trata de ceder sin criterios, sino de gestionar con visión de futuro.

Gobernar no es mirar para otro lado cuando una empresa se va. Gobernar es defender el desarrollo económico local, cuidar el empleo y garantizar que Rafaela vuelva a ser un lugar donde valga la pena invertir, producir y quedarse.

(*) Diputado provincial Hacemos Santa Fe

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