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Locales Martes 23 de Diciembre de 2025

La Diócesis de Rafaela alertó por adicciones, crisis vincular y deterioro social

La Comisión de Desarrollo Humano de la Diócesis de Rafaela difundió su Mensaje de Navidad, en el que advierte sobre el avance de las adicciones, la crisis de los vínculos familiares y el deterioro social. Pero también apuesta a la esperanza

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Crédito: ARCHIVO

La Comisión de Desarrollo Humano Integral de la Diócesis de Rafaela dio a conocer su Mensaje de Navidad 2025, un documento de profundo contenido social y pastoral que ofrece un diagnóstico detallado sobre la realidad que atraviesan las comunidades del territorio diocesano. Bajo el título “Testigos y servidores de la esperanza en nuestra realidad diocesana”, el texto se apoya en un proceso de escucha realizado durante los últimos meses y busca hacerse eco de “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”.

El mensaje expresa la voluntad de la Iglesia local de “abrazar la vida como llega, particularmente la más frágil, para reconocerla y acogerla, para acompañarla, sostenerla y hacerla crecer”, pero también de “dejarnos abrazar por el que más sufre”, entendiendo que allí “descubrimos el abrazo del propio Cristo que nos habla y convierte nuestras estructuras y paradigmas, nuestros criterios y prioridades; nuestra vida”.

A partir de ese camino de escucha, la Comisión se pregunta “¿cómo llega la vida de los hermanos de la Diócesis?” y señala que una de las conclusiones más claras es que la preocupación por la seguridad, la salud y la educación “aparece transversalmente tanto en los centros urbanos, los pequeños pueblos y colonias, como en la zona rural”.

Para elaborar el documento, la Comisión se basó en las conclusiones del relevamiento realizado entre junio y noviembre de 2025 y del "valioso aporte de Cáritas Diocesana" que permitió recibir respuestas de sacerdotes, diáconos, religiosas y referentes laicos de Rafaela, Sunchales, Suardi, San Guillermo, Ceres, Clucellas, Villa Minetti, Gregoria Pérez de Denis, Bauer y Sigel, Santa Margarita, Zenón Pereyra y María Juana entre otras localidades.

En relación con la seguridad, el documento reconoce avances en materia de recursos, al señalar que “se reconoce el refuerzo en recursos, vehículos y equipamiento para la policía”, pero advierte que esto no alcanza para revertir la situación, ya que “los robos y asaltos se multiplican”, generando temor y afectando la vida cotidiana de las familias.

En el ámbito de la salud, el mensaje describe un escenario de fuerte tensión: “los profesionales de la salud escasean”, hay “dificultad para el acceso a algunos medicamentos” y se producen “retardos en la atención por la sobreexigencia del sistema público”. La Comisión subraya que se trata de “una realidad que golpea a los más humildes y, entre ellos, a los adultos mayores”. A esto se suma que, en comunidades pequeñas, “sigue siendo dificultoso el acceso a algunos servicios básicos”, llegando incluso a mencionarse que “en algunos lugares, incluso, el agua” continúa siendo un problema.

Uno de los capítulos más extensos y preocupantes del mensaje es el dedicado a las adicciones, definidas como una problemática que “atraviesa todas las geografías y estratos sociales”. La Comisión contextualiza este fenómeno en “un contexto cultural con tendencia creciente al individualismo hedonista y al excesivo bombardeo de estímulos exclusivamente placenteros”, pero identifica una causa más profunda: “una profunda crisis vincular, que en muchos casos se remonta a la infancia y que emerge en modo crítico en la adolescencia”.

El documento pone el acento en la ruptura de los vínculos familiares como factor central del deterioro social, al advertir que “los vínculos rotos —el quiebre del aprecio hacia uno mismo, hacia el entorno familiar, hacia la propia historia y las proyecciones futuras— alimentan el consumo problemático que, a su vez, origina nuevas rupturas”. Este proceso, señalan, genera un círculo de daño que se retroalimenta y se extiende en el tiempo.

La Comisión también alerta sobre “un registro preocupante de problemáticas relacionadas a la salud mental” y sobre la situación de “jóvenes y adultos mayores varones que se aíslan”, destacando que existen “alarmantes cifras de suicidio”. A las adicciones a sustancias como “drogas y alcohol”, se suman otras expresiones de consumo problemático como “el juego compulsivo” y el impacto de “emociones gestionadas inadecuadamente como la tristeza, el miedo o la depresión”.

Estas realidades, señala el documento, se manifiestan en múltiples consecuencias sociales como “violencia intrafamiliar, abandono escolar, la soledad en adultos mayores y el sufrimiento emocional de adolescentes que no encuentran sentido o rumbo para su vida”. En este contexto, se valora que “el solo hecho de poder nombrar lo que duele, compartir experiencias y generar redes de contención es un paso fundamental para construir comunidades más sanas y fraternas”.

En el plano socioeconómico, el mensaje indica que, si bien “se están recuperando variables básicas de estabilidad macroeconómica”, persisten sectores “en estancamiento o contracción”. Entre las causas se mencionan “el menor volumen exportado, las mayores importaciones de bienes, la mínima actividad de la construcción y la débil demanda interna”. La incertidumbre laboral, la informalidad y la precarización —“cerca de la mitad del mercado laboral está en estas condiciones”— generan una fuerte presión sobre la vida familiar y los vínculos sociales.

Pese a este diagnóstico, la Comisión también rescata signos de esperanza, como “la capacidad de muchas personas y familias de resiliencia, de reinventarse y buscar alternativas para salir adelante con esfuerzo y creatividad”, el compromiso de jóvenes que “participan activamente, estudian y proyectan su futuro con esperanza” y la persistencia de un entramado social que promueve la ayuda y la contención.

El mensaje concluye con una invitación a vivir la Navidad “abrazando la vida como llega” y a caminar juntos como Iglesia y sociedad, sostenidos por “la esperanza que no defrauda” y por “aquel que es capaz de hacer nuevas todas las cosas”.

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