Por Roberto Actis
Raro, este domingo no hay elecciones -aunque mejor, pues todavía no finalizó el recuento de la anterior de Chubut-, aunque de todos modos no falta material, sino que todo lo contrario, sobra. Es que la Argentina de este tiempo es una generadora inagotable de situaciones que trascienden en la captación del interés público. Tal vez, no es que antes -bastante antes, por cierto- no hayan sucedido, sino que se informaba menos, todo quedaba en la penumbra, o eran más hábiles para el ocultamiento. Cualquiera sea la alternativa, este es el tiempo que nos toca vivir, y como tal debemos afrontarlo, aunque claro, con la siempre latente aspiración de transformación. Para mejorar, por si vale aclararlo.
Volvamos a las elecciones, el siguiente capítulo será recién el 10 de abril en Salta, que tendrá algo así como el sabor de un desempate luego de Catamarca y Chubut. Si bien hay tiempo suficiente para hablar de la provincia linda, recordemos que hay nueve candidatos aspirantes a la gobernación y que el actual mandatario Urtubey, en un momento mencionado como parte de la nueva dirigencia joven del peronismo, irá en búsqueda de la reelección -como hacen todos los que pueden- pese a haber quedado feamente salpicado por el caso de los chicos aborígenes wichí muertos por desnutrición.
El kirchnerismo tendrá como candidato al diputado nacional Walter Wayar, quien llevará como vice en la fórmula al gremialista de los camioneros Jorge Gaymás, lo que parece ser un anticipo en cuanto a lo que Hugo Moyano viene proponiendo para acompañar a la presidenta Cristina Fernández.
Entre ellos dos se dice que será la definición, aunque también estarán el radical Alberto Toseda y el diputado Alfredo Olmedo, que formó el partido "Salta somos todos" y que cobró notoriedad por la denuncia de trabajo infantil en uno de sus campos. Lo cual negó en forma absoluta, y de paso teniendo algunas visiones muy especiales, como que hoy la Argentina "es una fábrica de delincuentes" y que debe volver a ser "una fábrica de gente de bien, de trabajo, recuperando a la familia como institución". El periodista entrevistador no supo sacarle el provecho necesario a tales afirmaciones.
Dejemos entonces Salta, aunque en su momento centralizará el interés de todo el país, por más que sea un puñado de votos. Es que la verdadera batalla final, la decisiva y determinante que todos vienen ojeando, será la de octubre cuando esté en juego la presidencia, para la cual hay por ahora muchos aspirantes y pocas confirmaciones, aunque algunas sean descontadas.
Es muy probable que la permanente turbulencia en la cual vive la oposición, sea una de las razones que fuertemente influye en el afianzamiento de Cristina para la reelección, además de una economía que aún con inflación y sostenido deterioro del superávit continúa contando con altos niveles de aceptación. La que además pronto recibirá un espaldarazo del campo con una cosecha que poco más poco menos estará orillando los 100 millones de toneladas, que permitirán ingresar unos 30.000 millones de dólares, de los cuales casi 9.000 irán a parar a las arcas fiscales. Una vez más "el yuyo" aportará para mantener la línea de flotación, ante un mundo que no cesa en la demanda de alimentos.
Pero si revuelta está la oposición, el oficialismo no se queda atrás, tiene lo suyo. Es que desde la muerte de Néstor Kirchner se fue produciendo un reacomodamiento en el cual las butacas no alcanzan para todos, y menos todavía aquellas que están más cercanas a la presidenta, la figura bajo la cual todos tratan de cobijarse. Salvo, el camionero Moyano, que en un rapto alocado trató de demostrar su poder parando al país por... ¡un exhorto de la justicia de Suiza! De Ripley. Pero fue llamado a la realidad por su consejero Héctor Recalde -abogado, diputado nacional- quien es el propuesto para la fórmula de octubre, aunque en este caso no se hará realidad el sueño de Moyano de tener aquí el Lula argentino, un rol que tal vez haya imaginado para ser él mismo protagonista.
Lo cierto es que después de esta destemplada reacción de Moyano, quien vio una luz de alerta sobre su poder y seguro que sobre los millonarios negocios familiares, la alianza con el Gobierno quedó sostenida con alfileres. Es que todos estos acuerdos que fueron pactados por Kirchner, antes aceptados sin chistar, hoy están siendo cuestionados por el "camporismo", que tiene también la intención de ubicar de vice a Juan Manuel Abal Medina, quien fue quedándose con una gran tajada del manejo de recursos -es decir de poder- que antes poseía Aníbal Fernández.
Frente a tal escenario, Cristina continúa deshojando la margarita de su candidatura, aunque todos descuentan que el último pétalo será afirmativo. Lo que estaría buscando, casi seguro hasta el 24 de junio en que tiene plazo, es tratar de asegurar el triunfo en primera vuelta, pues en un balotaje la cosa se complicaría bastante. No sabemos si Cristina pasa el 40% -ni siquiera sumando a Menem a sus filas-, pero en cambio sí estamos seguros que hoy no hay nadie en la oposición que se le acerque a 10 puntos.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.