El 21 de abril el mundo se paralizó cuando el Vaticano anunció la muerte del papa Francisco, tras sufrir un derrame cerebral y una posterior insuficiencia cardíaca.
Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936, fue el 266.º papa de la Iglesia católica y el octavo soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 13 de marzo de 2013 hasta su fallecimiento.
En sus 12 años desde la llegada al Vaticano, Francisco buscó recuperar el papel protagónico de la Iglesia en la geopolítica y en el mundo de la fe católica, abordando temas sociales urgentes, desde la migración hasta la desigualdad económica. Algunas de sus posturas fueron críticas abiertas con el sistema económico neoliberal y las acciones de las potencias más poderosas del orden global.
Su liderazgo se sustentó en la fuerza de su mensaje, expresado en enérgicas acciones y palabras que movilizan corazones y conciencias. La encíclica Evangelii Gaudium (2013) fue su punto de partida “el Evangelio trae alegría a todos los que se encuentran con Cristo”. Este mensaje, dirigido a toda la comunidad de creyentes, desafía las estructuras tradicionales, invitando a la participación activa de los laicos y las mujeres en la evangelización y en el crecimiento de la comunidad eclesial.
La opción preferencial por los pobres fue una constante en su papado, poner en el centro a los más vulnerables, promoviendo sistemas económicos que respeten la dignidad humana y combatan la explotación.
Su compromiso fue coherente hasta el final en cada viaje, en cada encuentro, insistía en acercarse a los descartados y en escuchar sus voces. La imagen del Papa lavando los pies a los prisioneros, símbolo de humildad y servicio, ilustra su profunda vocación de cercanía y entrega, desafiando las percepciones tradicionales de autoridad y liderazgo.
El Papa Francisco deja un legado imborrable, un liderazgo que transforma corazones y origina acciones concretas en favor de los más vulnerables.
Otro tema fue su relación con la Argentina, su país natal al que llamativamente nunca visitó durante su pontificado. En el inicio de su gestión en el Vaticano, recibió la visita de todos los argentinos, pero con el tiempo quedó enredado en la grieta y la polarización política tan marcada existente en el país.
Tras la muerte de Francisco, ahora queda en manos de su sucesor León XIV, (el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, elegido el 8 de mayo de 2025 tras un rápido cónclave) y de todos los creyentes en continuar con sus enseñanzas.