En el año 2025 que ya se va, la gestión del presidente Javier Milei atravesó una montaña rusa política y económica que puso a prueba su liderazgo y la paciencia social, pero que culminó con un triunfo electoral que oxigena y refuerza su proyecto liberal.
Desde enero, la administración libertaria enfrentó una economía en tensión permanente. La inflación, aunque desacelerada respecto a 2024, se mantuvo en niveles altos, mientras el ajuste fiscal continuó generando protestas en distintos puntos del país. Las medidas de desregulación y recorte del gasto público, pilares del programa de Milei, provocaron choques con sindicatos y gobernadores, que denunciaron el impacto en las provincias y en los sectores más vulnerables.
La inflación del 2025 terminará en torno al 30%. Para el gobierno, ese indicador es la prueba de que el ajuste fiscal, el recorte del gasto y la estabilidad cambiaria funcionaron mientras Milei prometió que en agosto próximo comenzará con un cero.
En cuanto a los desaciertos del Gobierno, se sumaron a lo largo de año varias acusaciones de corrupción, como el escándalo de la criptomoneda $Libra, que salpicó al propio Presidente y a su hermana, Karina, como así también las presuntas coimas dentro de la Agencia Nacional de Discapacidad de Argentina, que estalló en agosto tras la filtración de audios atribuidos a Diego Spagnuolo, exdirector del organismo. La causa está en manos de la Justicia que investiga un sistema de recaudación ilegal vinculado a la compra de medicamentos y licitaciones.
A estos casos se les unió en octubre la renuncia de José Luis Espert a su candidatura como diputado nacional por la provincia de Buenos Aires luego de darse a conocer un escándalo judicial por una presunta transferencia de u$s 200.000 recibida en 2020 de parte de Fred Machado, un empresario vinculado al narcotráfico y lavado de dinero en Estados Unidos.
En el plano político, el presidente sorteó varias crisis internas. Las tensiones con el Congreso fueron una constante, especialmente durante el debate por la segunda fase de la “Ley Ómnibus”, que buscaba profundizar reformas estructurales. Aunque logró aprobar parte del paquete, la negociación dejó en evidencia la fragilidad de las alianzas y la resistencia de la oposición.
El escenario internacional también jugó un papel clave. En septiembre, en medio de un temporal a partir de la suba del dólar, Milei recibió un respaldo explícito del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien destacó la “valentía” del mandatario argentino para aplicar políticas de libre mercado. Este gesto no solo fortaleció la imagen de Milei en el exterior, sino calmó la ansiedad del mercado y se convirtió en un argumento central durante la campaña legislativa.
El 26 de octubre, contra los pronósticos más pesimistas, La Libertad Avanza obtuvo una victoria significativa en las elecciones legislativas, consolidando su presencia en el Congreso y otorgando al presidente un margen mayor para avanzar con su agenda. El resultado fue interpretado como un voto de confianza a pesar de las dificultades económicas y sociales.
Sin embargo, el cierre del año no estuvo exento de desafíos. La recesión persiste, el desempleo preocupa y las tensiones sociales siguen latentes. Milei, fiel a su estilo confrontativo, promete profundizar las reformas en 2026, convencido de que el rumbo elegido es el único camino hacia la estabilidad.
En síntesis, 2025 fue un año de alta volatilidad, marcado por ajustes, conflictos y un triunfo político que redefine el mapa legislativo. La pregunta que queda abierta es si el capital político obtenido será suficiente para sostener las transformaciones en medio de una sociedad que reclama resultados concretos, en tanto que la oposición peronista también atraviesa sus propias crisis.
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